23 de noviembre de 2012
20 de noviembre de 2012
El chico de la tapa
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cosas que traduje
16 de noviembre de 2012
Él dijo, ella dijo
¿Se acuerdan de mi amigo Mark Dow, con quien siempre andamos traduciendo todo de ida y vuelta; mi consultor permanente en temística inglesa? Me encantó este otro poema suyo y lo traduje. Lo traduje, lo revisó, lo corregí, opinó, todas esas cosas que se suelen hacer. También me escribió una cartita sobre el poema, y también la traduje. Acá abajo, las dos cosas:
Digo
Es decir, sabía que sabía lo que era pero
la melodía se reconoce pero el tempo
va más rápido. Acelerado. Algunas partes
sí,
pero otras van bien lento. Primero cuando
lo
escuché creí que era Bach. Él hace sonar
todo
como Bach pero no era. Sí, pero
las melodías, es como si la partitura
la viera tridimensional. Es como uno
de esos diagramas esquemáticos
donde ves todas las piezas separadas,
un carburador o lo que sea, para ver
cómo se vuelve a armar. Pero me hablabas
de la bendición, la de Sucot. Agitás el lulav,
ramas y hojas de palmera atadas,
como una escoba, una vez en cada dirección,
norte, sur, este, digo: para arriba y para
abajo,
¿me entendés? Recitás la brajá, la plegaria,
pero entrecortada. Hay que quebrar el ritmo
del movimiento ondulante para que no toque
las palabras, no agitar las hojas cuando
decís
el nombre de Dios. ¿No se supone
que ni tenés que pronunciarlo? Y lo dijiste.
Es el nombre del nombre, nada más.
No es lo mismo. Bueno, como sea. Decías
que decís la brajá en una especie de legato
mientras cambiás de posición el lulav.
Como la invocación de los santeros
para abrirle las puertas a Eleguá. O no,
para pedirle que te las abra a vos. Para
vos,
decís. Él custodia las puertas y los cruces
donde empieza la posibilidad. Legba en vudú.
Cuida a los chicos, también. ¿Pero no sos
judío?
Me sonás conocido. Como si nos hubiéramos
visto en algún lado. Entre cada punto
cardinal
o tono hay otro y así sucesivamente. Es
donde el
tiempo empezó o empieza todo el tiempo. No
te sigo.
Es como si trataras de cortarlo
hacia los dos lados a la vez. Contarlo, dirás.
Ponele. Creo que entendés bien lo que digo.
Digo (Shake
en inglés) es parte de una serie de “poemas de conversación” que estoy
escribiendo. Tomé el término de Coleridge, aunque anoto conversaciones desde
que era adolescente. A mí me parece que los poemas de conversación de Coleridge
no eran sólo conversacionales (al menos en relación a sus otros poemas) sino
que estaban dirigidos al interlocutor ausente. En su libro Coleridge (1968), Walter Jackson Bate dice: “Cuando [Coleridge]
usaba el término (“El ruiseñor: un poema conversacional, abril de 1798” ), era un poco disculpándose
humorísticamente, como
diciendo que se trataba de algo a mitad de camino entre la poesía y la
conversación”. Mis propios poemas de conversación son documentales de
conversaciones que tuve o escuché –o al menos así empiezan. Quién le dijo qué a
quién ya no interesa. Al menos a mí no me parece que importe. Tal vez después
eso cambie. Otra cosa: ahora que tradujiste Shake
al castellano me doy cuenta de cómo se parece a algunos poemas tuyos; incluso a
Paseo, que traduje al inglés, con
esos versos sobre conversaciones o líneas de pensamiento que se cortan.
Mark Dow
(Acá está el poema mío que tradujo Mark).
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7 de noviembre de 2012
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