11 de septiembre de 2015

6 de septiembre de 2015

Lara saca un poema de un poema de Ted Hughes



Los viernes a la mañana nos juntamos a traducir. Conversamos, tomamos té, giramos alrededor del mismo texto, de la misma frase, a veces muchas veces, otras pocas; empezamos a caer en la red de la lengua, que produce risas y frustraciones donde desde afuera no se verían más que disquisiciones técnicas.
Lara Segade está trayendo, desde hace unos meses, poemas de Ted Hughes. Los traduce y los trabaja con amor y minuciosidad, y en el taller unimos voces y fuerzas para llegar a las versiones más satisfactorias. No son fáciles estos "poemas de animales" que está traduciendo Lara; pero a medida que nos vamos sumergiendo en los sentidos cruzados y los sonidos ríspidos de Ted Hughes todos sentimos un poco más de seguridad cuando murmuramos una sugerencia un poco audaz. 
Este último viernes el "poema de los ciervos", que nos ocupaba hace algunas semanas, pareció finalmente encontrar un lugar donde ubicarse con cierta firmeza en nuestro idioma. Nos gustó mucho cómo quedó, por eso le pedí permiso a Lara para ponerlo acá en el blog. (Las notas de la foto son mías: las de Lara son mucho más prolijas).


Ciervos
En la luz sucia del alba, en la mayor nevada del año
dos ciervos negriazules de pie en la ruta, alertados.

Se metieron en mi dimensión
justo cuando yo llegaba.

Plantaron sus dos o tres años de ciervitud secreta
nítidos en el cristal nevado de lo anormal

y dudaron camino a la desintegración
y me miraron fijo. Y así durante largos segundos

pude creer que los ciervos estaban esperando
que recordara la contraseña e indicara

que por un momento se había corrido el velo
y que ahí donde los árboles ya no eran árboles, ni la ruta una ruta

los ciervos habían venido a buscarme.

Se sumergieron luego en los arbustos, y montaron sus piernas estiradas
cuesta abajo por el campo solitario de nieve

hacia la oscuridad arbolada – finalmente
como girando y flotando y echando a volar

entre el hervor de los grandes copos.
La nieve se los llevó junto a sus huellas cercanas.

Corrigió su inspiración del alba
y volvió a lo de siempre. 

Ted Hughes