10 de mayo de 2013

Otra del género "película de aula"

El aula de primaria siempre me pareció un mundo en sí misma; un universo aparte donde todo está en quieta ebullición: se está produciendo día a día la alquimia que arrastra hacia el futuro pero nadie se da cuenta porque es tan rutinaria la cosa que el fogonazo queda oculto por el zumbido de la repetición. Cuando estaba en primaria no dudaba de que yo iba a ser maestra de primaria (me llamaría Marta o Susana). Los maestros de primaria me emocionan pero no sólo ahora: me emocionaban mis propias maestras; aun siendo chica las imaginaba envejeciendo en esa burbuja ideal y recibiendo a ex-alumnos adultos que pasaban a saludarlas. A ver si nos entendemos: esta escena imaginaria me hacía llorar a los 9, 10 años. Sí, ya sé, bueno, así salí.

Todo esto para decir que me gustó mucho esta película:





Y para mandarles un saludo a mis señoritas Marta (capa del mi mamá me ama, maestra de maestras), Dina (la ídola de mi infancia: me enseñó las reglas de acentuación y le legó su nombre a mi hijo); Leda (que era bizca y medio mala); María Esther (una abuela sabia y buena); María Elena (cool y joven: me regaló "Katy va a la escuela" para mi cumpleaños); Silvia y Liliana (competían por mi cariño); y Coty (toleró toda mi melancolía de egresada). A Marta la tuve en primero y en séptimo: justo para mí la simbología del hola y el adiós. 

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