11 de agosto de 2010

Lydia, sigo penando por ti

Es que vuelvo a leerla y vuelvo a amargarme por no estar traduciendo sus cuentos completos. Ahora, lo único que le encuentro de bueno a este desengaño amoroso es que cuando tengo un rato libre traduzco algunas cosas suyas sin presiones, especialmente sin presiones lingüísticas. Por eso verán que los textos que siguen han sido traducidos bastante a la argentina. Total...

Gente de ciudad
Se mudaron al campo. El campo es bastante lindo: hay codornices sentadas en los arbustos y sapos asomando en los pantanos. Pero están inquietos. Discuten más seguido. Lloran, o llora ella y él baja la cabeza. Él ahora está siempre pálido. Ella se despierta en pánico durante la noche porque lo oye gemir. Se vuelve a despertar en pánico porque oye que está entrando un auto. Por la mañana tienen sol en la cara pero los ratones charlan en las paredes. Él odia los ratones. Se rompe la bomba. Cambian la bomba. Envenenan a los ratones. Ladra el perro del vecino. Ladra y ladra. Ella sería capaz de envenenarlo.
“Somos gente de ciudad”, dice él, “y no hay lindas ciudades donde vivir”.

Cosas perdidas
Están perdidas, pero también no perdidas sino en algún lugar del mundo. La mayoría son pequeñas, aunque dos son más grandes, una un saco y una un perro. De las cosas pequeñas, una es un anillo valioso, una un botón valioso. Están perdidos respecto a mí y al lugar donde estoy, pero al mismo tiempo no desaparecieron. Están en algún otro lado, y están allí para algún otro, tal vez. Pero si no está allí para algún otro, el anillo, de todas maneras, no está perdido para sí mismo sino que sigue allí, sólo que no donde estoy yo, y el botón, también, allí, sólo que no donde estoy yo.

Nietszche
Ay, pobre papá. Perdón por haberme burlado de vos.
Ahora yo también escribo mal Nietszche.

Mejorando
Volví a sopapearlo porque estando a upa mío me arrancó los anteojos y los lanzó a la reja del pasillo. Pero no me lo habría hecho si no hubiera estado ya tan enojada. Después de eso lo llevé a dormir.
Abajo, me senté en el sofá a comer y leer una revista. Me quedé ahí dormida una hora. Me desperté con migas en el pecho. Cuando entré al baño, no pude mirarme al espejo. Lavé los platos y volví a sentarme en el living. Antes de irme a dormir me dije que las cosas estaban mejorando. Era verdad: ese día había sido mejor que el día anterior, y el día anterior había sido mejor que casi toda la semana anterior, aunque no mucho mejor.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Lau, me encanta, qué preciso resulta todo! Más, por favor!
Nora

Madame Lulu dijo...

esa lydia es esquiva, pedí el libro en amazon y tengo que esperar hasta septiembre

Anónimo dijo...

Como ya sucedió con el otro posteo sobre Lydia Davis, me han gustado muchísimo los textos que has seleccionado.
Tienen una textura que me llena de un desasosiego que, a su vez, tiene un encanto especial que no sé muy bien dónde reside. Este desasosiego quizá parta tanto de la estructura narrativa como de la utilización del lenguaje. Creo que tus versiones consiguen mantener esta tensión perfectamente. En especial, me ha gustado mucho "Mejorando". Ah, y me ha parecido muy intersante que hayas optado por "anillo valioso" y "botón valioso" en el dificilísimo "Cosas perdidas".

Muchos saludos y muchas gracias por abrirnos esta ventana a tus trabajos. Disfruto mucho con tu blog. Y me emociona muchísimo que sigas traduciendo estos magníficos textos pese a lo sucedido.

María (Madrid)

V. C. dijo...

Viento! Más Lydia! Me pasa un poco con ella lo mismo que a vos con Reznikoff. Sobre todo eso de: me reconozco y me siento un poco gemela, pero a la vez, no le llegaría nunca ni a la punta del pie. (Vos le llegás a Rez, ´mínimo, a la cintura, si no a más)

Gracias por traducir más, desinteresadamente.

Y quiero decir aquí que me da pena que Madrid no me quiera más. Buh.

Anónimo dijo...

V.C.:

;-)))).

María (Madrid)

Silvina dijo...

"no está perdido para sí mismo sino que sigue allí, sólo que no donde estoy yo". Otro descubrimiento para agregar a mi lista de libros deseados. Gracias! Silvina López Medin

Laura Wittner dijo...

sí, precisión, desasosiego y creo yo que hasta un dejo de esquivez (existe, eh? "cualidad de esquivo") no sólo vía amazon sino en los propios textos. cuando empecé a leerla, me quedaba con una sensación de "decime más, ampliá un poquito, no seas así..."; después se me pasó y empecé a quererla tal cual era.
respecto de la identificación, virginia, en este caso a mí me pasa más por "la vida" que por mi propia escritura. lydia me sorprende escribiendo de la mejor manera posible todas las cosas que pensé o me pasaron pero que nunca se me ocurrió escribir.
uno de mis cuentos preferidos es sobre una traductora que va a un congreso y a la nochecita, después de la ponencia, sale a dar una vuelta por la pequeña ciudad universitaria con un crítico que habló mal de una traducción suya. es un relato perfecto, para mí, sobre la traducción, sobre las sorpresivas similitudes entre literatura y vida y sobre las sensaciones inesperadas, inexplicables.
se llama "the walk".
cuando sea grande y escriba cuentos quiero escribirlos así.

La campeona de nado dijo...

ay, me vuelvo loca!!!! me fascina, qué hago?

besos!!!