Porque pienso: antes, se tenía una idea. La idea debía tener algún tipo de soporte. Y el soporte había que diseñarlo de alguna manera. Entonces se buscaba un diseñador. Ahora me parece que es al revés: la idea ES el soporte. Después, secundariamente, hay que pensar qué soporta ese soporte. Es decir, rellenarlo. Entonces aparece el jefe de contenidos.
¿Es cierto, como me parece a mí, que el contenido pasó de ser LA categoría que definía un proyecto a estar a la misma altura que el diseño para, gradualmente, ir descendiendo hacia las profundidades, dejando el diseño al mando de todo?
Esto pensaba mientras veía El hombre de al lado: que al personaje de Leonardo, ese diseñador exitoso y admirado, el diseño le absorbió las ideas. Claro que el diseño también puede tener contenido (no sé, teórico, estético, comunicacional, obviamente estoy improvisando), pero llevado a un extremo, acorralado como lo acorrala Leonardo, tal vez te sorbe los sesos, te seca las ideas y hasta la ideología. Es lo que parece pasarle a Leonardo cuando manotea asustado algún último recurso: "cómo voy a mandarle a la policía...". Pero hasta esa mínima intención se desvanece entre las paredes blancas, y él parece pensar: "necesito YA un jefe de contenidos para mi cerebro".
3 comentarios:
Jefe de contenidos para cerebros necesitados vendría genial!
buenísima peli, acabo de verla.
me dejó gusto ácido en la boca (la identificación con lo siniestro me cayó medio mal ;)
besos lau,
Leonardo Víctor.
Yo ando necesitando un jefe de contenidos para acto escolar de Colón. Pongo las carabelas.
Vi la peli. Está buena. Me desdigo sobre Aráoz.
Nora
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