20 de diciembre de 2010

Maestros del ruido textual: ejemplo 2

De Fabio Morábito. Otro auto que intenta arrancar junto con el día.

(Y ya que hablamos del sonido, es muy lindo escucharlo con su particular pronunciación y enunciación).


Oigo los coches

En la mañana oigo los coches
que no pueden
arrancar.
A lo mejor, entre los árboles,
hay pájaros así,
que tardan en lanzarse
al diario vuelo,
y algunos nunca lo consiguen.
Me alegro cuando un auto,
enfriado por la noche,
recuerda al fin la combustión
y prende sus circuitos.
Qué hermoso es el ruido
del motor,
la realidad vuelta a su cauce.
¿Cómo le harán los pájaros
para saber en qué momento,
si se echan a volar,
no corren ya peligro?
¿Qué nervio de su vuelo
les avisa
que son de nuevo libres
entre las frondas de los árboles?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aquí, además de ser clarísima la transmutación de la realidad que obra ese "ruido textual", el proceso va acompañado de magníficas sonoridades en el propio tejido textual: Los cinco o seis primeros versos, por ejemplo, al escucharlo en la voz de Morábito resuenan, para mí, sobre todo por sus vocales.
Otro hallazgo de este texto es la confrontación de planos "sonoros", coches frente a pájaros.
Buena serie, sí...

María