Yo al menos me doy cuenta de que empezaron las vacaciones cuando, con el viento raspándome los oídos, dejo que la vista suba flotando desde el libro y me pongo a pensar maneras precisas de nombrar, digamos, un sonido; por qué no existe algo como "thump" o "thud"; cómo incide en el ánimo ese ruido particular que hace una pelota de fútbol cuando es pateada en la arena, cerca del mar.
(Y leía a Claire Keegan, que encuentra maneras precisísimas).