Un día Ale Méndez me tiró la onda de qué bueno si Laura tradujera este poema que me encanta. A mí también me gustó y además una vez que alguien me pide algo, si es alguien a quien quiero, ya el pedido queda registrado en cerebrito y alguna vez, más tarde que temprano en este caso, lo complazco.
Así que va este poema ultrasensual de Edwin Morgan, el escocés de la foto acá a la izquierda (¿habían pensado que era Ale?).
Frutillas
Nunca hubo otras frutillas
como las que comimos
esa tarde agobiante
sentados en el escalón
de la ventana abierta
uno frente al otro
tus rodillas en las mías
platos azules en las faldas
las frutillas reluciendo
bajo la luz quemante
las metíamos en azúcar
y nos mirábamos
sin apurar el festín
para pasar al que vendría
los platos vacíos
juntos sobre la piedra
tenedores cruzados
y me incliné hacia vos
dulce en el aire aquél
sin resistencia entre mis brazos
de tu boca deseosa
el sabor de las frutillas
en mi memoria
me recliné otra vez
que pueda amarte
que pegue el sol
sobre nuestro abandono
una hora de todas
el calor intenso
relámpagos de verano
en las colinas de Kilpatrick
que la tormenta lave los platos.
8 comentarios:
Gracias, Laura. Qué hermoso regalo.
merece, como dicen en uruguay.
qué linda costumbre seguir dejando comentarios en los blogs, también. beso.
Me encantó!!!!
Gracias a Alejandro que le pidió a Laura y a Laura que cumplió. Muy bueno esto. Saludos.
ay, qué preciosor!
ay, que hermosor
mirita y danixa dejaron mensajes gemelos.
Muy lindo, Lau, muy veraniego.
Beso, Nora
Publicar un comentario