Traducir es adivinar. Al otro.
Cuando se está traduciendo hay que leer en paralelo muchas cosas que no tengan nada que ver con el texto traducido, porque milagrosamente aparecerán respondidas muchas dudas. O ver mucho cine con subtítulos. No me crean si no quieren. Pero la palabra problemática viene a uno desde las profundidades del azar, con una opción de traducción novedosa.
Guarda porque la palabra más anodina puede interrumpir el trabajo mandándote a escribir un poema. O el gugleo más fastidioso producir un resultado que te obliga a abrir un Word nuevo para anotar tus cositas.
Mi conclusión después de tantos años de traducir es que casi todas las palabras pueden significar casi todo.
Traducir es pensar en uno.
2 comentarios:
hacía tiempo que no te visitaba por acá.
qué bueno saber que se me acumularon estas lecturas de tus cositas :)
muy bueno.
gracias, ale. vamos a tomar café, sí?
Publicar un comentario