Que el humo se tuerza como planta marina y así vetee un bosque que recuerde la textura de una piedra de la que está hecha un abrecartas: a mí también me gustaría relacionar y encadenar de esta manera.
La de abajo es la zostera.
Un cuchillo de piedra
26 de diciembre, 1969
Querido Kenward,
Qué perla
de abrecartas. Es justo
lo que necesitaba, algo
donde descansar los ojos, siempre
deseado, es decir
es eso que
sentía que me
faltaba pero
no lo sabía, sin uso
real y sin embargo
esencial como una caja
de botones, o los mapas, los verdes
cielos mañaneros, las islas y
canales en la avena, el vapor
del guiso de ostras. Ágata
marrón, veteada como un bosque
por un humo que presenta
la acuosa torsión de la zostera
en rápida concavidad desteñida de
herrumbre. Ondulantes líneas de
atardecer norteño –un Munch
sin la ansiedad– una
insinuación de casi ámbar:
a la nariz, un pensamiento
resinoso, al ojo,
una aguja laqueada, verde
allí donde no hay verde, una
post-imagen presente.
Pulido como un hacha, desnudo
y elegante como un lago,
varonil como un lingam,
petrificado clima de noviembre,
es la cosa justa
¿para hacer qué? ¿Para
abrir cartas? No,
es justamente la cosa, un
objeto, oscuro, feroz
y hermoso en el que
la sorpresa es que
la sorpresa, una vez
que pasa, sigue estando:
en el que disfrutar
no es consumir. Lo i-
rrecuperable retorna
en un mundo marrón
hecho de madera,
jaspeado de nieve, epi-
centro de tempestad
todavía en piedra.
3 comentarios:
no lo conocía. gracias Laura!
Si bien es cierto que podría parecer una mera enumeración (y estructural y formalmente lo es), me parece mucho más que eso. Se trata de una enumeración de vínculos tan estrechos y polivalentes entre los términos enumerados, los cuales, a su vez, son de enorme potencia y fulgor, que parecen cuentas bruñidas ensartadas en un cordel, sucediéndose y anulándose unas a otras. Hasta tal punto, que en medio de la lectura del poema he tenido que determe para recordar cuál era el referente, el origen: el abrecartas, cuya huella se iba perdiendo y difuminando a medida que avanzaba en el poema.
Magnífica traducción.
María
¡qué hermoso! ¡deslumbrante!
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