15 de diciembre de 2010

Maestros del ruido textual: ejemplo 1

(A pedido de María, mi fiel lectora desconocida). 

Éste es Antonio Di Benedetto en "El silenciero" (justamente):

"De madrugada --el día no es más que una lechecita aguada en la ventana-- algo como el corazón se alborota en mi interior, mientras mi entendimiento, puesto en pie de alerta, discierne un ruido pegado al muro trasero de mi pieza.
   La impresión de motor dura solamente unos minutos. Después van distinguiéndose, una a una, las operaciones de poner el pesado coche en movimiento, retroceder, avanzar de nuevo, volver atrás y por fin enfilar a la salida. En la distancia se borra sin esfuerzo, incorporado a la difusa acústica con que nace el día en las ciudades".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Muchas gracias, Laura! Realmente es un fragmento precioso, que creo que me permite entender mejor lo que planteabas en el posteo anterior. Y es que ese posteo planteaba algo de mucho calado y de variadas implicaciones.
Me pasa, al leer el fragmento de Di Benedetto, que desde el momento en el que aparece el ruido, unas acciones cotidianas y plasmadas en lo textual con total simplicidad y siguiendo una secuencialidad muy lógica, adquieren un lirismo que no sé muy bien a qué achacar, que no me explico del todo. ¿Tendrá algo que ver con el "sonido textual"?

De nuevo, muchas gracias.
María

markdow dijo...

Buen ejemplo, Laura. Dicen que Beethoven puso la percusión en el primer momento de su concierto para violín porque en el momento de la composición, el recaudador de impuestos llegó - y tocaba la puerta sin parar...

V. C. dijo...

Qué bueno es Di benedetto...
Hay un texto de Sam Shepard, que si no me equivoco se llama Ritmo, y hasta crreo que está en la internet. Que nada que ver con este, pero está buenísimo.